Hasta ahora el mundial se caracteriza por las excelentes estadios -los mejores del mundo, en mi opinión-, la asombrosa puntualidad en la organización de los enfrentamientos y la seguridad, tanto para los jugadores como para los hinchas. Pero como nadie es perfecto, ni siquiera los alemanes, el mundial también tiene sus lados negativos.
El primero son los arbitrajes, sobre los cuales la FIFA puso mucha atención y exigió dureza a la hora de sancionar las faltas. A pesar de los intentos, los arbitrajes de la copa del mundo son noticia todos los días, y no por ser impecables...
El bochorno del árbitro inglés y sus tres amarillas, la "masacre" de Portugal-Holanda que no pudieron o no quisieron evitar y el ciego Luis Medina Cantalejo que cobró un penal inexistente sobre el final del partido, dejando afuera a Australia. Un verdadero robo. Resumiendo la idea, los árbitros son tan malos que ya no vale la pena seguir hablando de ellos.
El otro problema que surgió durante el mundial es el estado del pasto en la mayoría de la sedes alemanas. No sólo es problema para los organizadores, sino también para los mismos jugadores. En la mayoría de los partidos, los botines resbalan y, en algunos casos, termina produciendo una lesión. Un ejemplo de esto es el delantero inglés, Michael Owen, y el mediocampista argentino "lucho" Gonzalez.
Conociendo a los alemanes, sus creaciones magníficas y su exactitud, extraña que no se hayan solucionado problemas que, en teoría, parecían sencillos. Después de todo, tendremos que esperar al mundial de Sudáfrica 2010 para ver mejores campos, porque la FIFA ya manifestó su preocupación y su deseo de jugar con superficie artificial.
1 de julio de 2006
Escrito en: Deportes
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